20/01/2009 |
Notas Técnicas
Cómo conducir en nieve
En primer lugar, si hay previsión de nieve se recomienda evitar coger el coche, ya que puede convertirse en un incómodo acompañante.

Si no hay más remedio que utilizar el vehículo, hay que ser consciente de que la adherencia disminuye de forma crítica cuando el suelo se cubre de nieve, con el peligro añadido de que se formen placas de hielo que dejan el coche fuera de control. En cualquier caso, está en nuestra mano no añadir más dificultades a la ya complicada situación meteorológica.

Para arrancar el vehículo sobre nieve, y que el coche no patine, es obligatorio acelerar de manera paulatina. Si aun así las ruedas patinan, se debe utilizar una velocidad superior para disminuir la fuerza aplicada a las ruedas y lograr arrastrar el vehículo.

En carretera, es conveniente utilizar las cadenas si no lleva neumáticos de invierno, circulando a no más de 40 km/h. con la marcha más larga posible, manejando con mucha suavidad volante, freno y acelerador para mantener el control.

Es necesario seguir las roderas de otros vehículos si hay demasiada nieve, frenar a pequeños golpes para controlar la dirección, no reducir en subidas o bajadas, y prever con antelación las paradas.

Es importante no tocar el freno cuando se pierda el control del vehículo en una placa de hielo, manteniendo la calma y levantando suavemente el pie del acelerador y dirigiendo el coche únicamente con el volante.

Concentrarse en la circulación de los demás coches puede evitar accidentes motivados por los nervios. Aumente la distancia de seguridad, no haga movimientos bruscos ni acelerones fuertes, sino progresivos y lentos. Para no patinar en una subida, pruebe a combinar varias velocidades, pero que sean superiores a las que utilizaría en seco.

Cuidado con los frenos

Pisar más el freno no implica un mejor control del vehículo. Es importante anticipar la frenada evaluando la distancia de frenado necesaria y alternar la utilización del freno de motor y el pedal del freno. La frenada ha de ser progresiva para que las ruedas no se bloqueen, y no deslicen en el asfalto. En caso de que se produzco el bloqueo o deslizamiento del coche, se ha de soltar el pedal del freno para recuperar la adherencia, y a continuación frenar otra vez de forma progresiva, utilizando simultáneamente el freno de motor.

Especial precaución en las curvas

Antes de entrar en una curva hay que reducir la velocidad cuando aun se circula en una trayectoria en línea recta. Al dar la curva, la acción sobre el volante ha de ser flexible y constante, para evitar que el neumático pierda el contacto y no responda. Una vez en la curva, hay que mantener una velocidad lenta y regular, para que el coche no pierda el equilibrio. En caso de que la parte delantera no dirija el vehículo, hay que recuperar la adherencia reduciendo la velocidad levantando el pie del acelerador o pisando el pedal del freno ligeramente sin bloquear las ruedas. Si el coche culea, hay que acelerar para recobrar el equilibrio, y en ningún caso frenar, ya que esto acentuaría el desequilibrio de la parte trasera.

En caso de derrapar, no hay que frenar en ningún caso, sino girar con suavidad el volante hacia el mismo lado que se ha dirigido la parte trasera del vehículo.

Si el vehículo se queda atascado en la nieve, hay que balancearlo atrás y adelante repetidamente usando la marcha atrás y la segunda. También puede ser de ayuda llevar una pala para intentar abrir un nuevo camino y un rascador de hielo.

Si el coche está aparcado y queda bajo una capa de nieve, no la retire hasta el momento en el que vaya a moverlo, ya que la capa actúa como aislante ante temperaturas aún más bajas.

Por Carmen Arreaza


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